Humedad, restos de comida, caída de objetos, pisadas… el suelo de la cocina tiene que enfrentarse a múltiples retos. Por ello, es esencial elegir aquel que mejor se adapte a tu vivienda y estilo de vida. Sin descuidar la estética, es fundamental buscar funcionalidad y comodidad.
Por otra parte, es cada vez más frecuente que la cocina esté abierta a otros espacios como el salón o el comedor, por lo que en este tipo de casos deberás tener en cuenta el conjunto, buscando la continuidad visual o una transición armónica entre las diferentes áreas.
Actualmente, son numerosas las alternativas que tienes a tu disposición, tanto en lo referente a materiales como en la variedad de acabados. La decisión puede resultar, por tanto, compleja y abrumadora.
¿Cuáles son los suelos más apropiados para las cocinas? No existe una respuesta única, dependerá de tus necesidades, espacios y gustos. Por ello, desde OTTO Rehabilitaciones, te mostramos algunos de los más comunes.
1. Suelo vinílico: diversidad de posibilidades
Los suelos de vinilo para cocinas están fabricados de material plástico (PVC) y están disponibles en una amplia gama de diseños, texturas y acabados.
Este material ha evolucionado mucho gracias a las nuevas tecnologías. Así, si hace unos años tenía una imagen de poca calidad, últimamente se está ubicando entre los materiales de moda por su versatilidad y durabilidad.
Hay una variedad de alternativas en el mercado, con distintos grados de dureza y resistencia. El precio es una de sus principales ventajas, aunque, lógicamente, cuanto mejores sean sus características, mayor será su coste.
Los suelos vinílicos o de PVC para cocinas se caracterizan, además, por su resistencia al agua y su facilidad de limpieza. Es posible aplicarlos sobre un suelo existente, por lo que resultan muy aconsejables para proyectos de reforma. Este material se puede encontrar en distintas presentaciones, normalmente en rollo, losetas o en lamas. Además, el formato puede ser autoadhesivo o en clic.
El suelo adhesivo para cocinas es muy sencillo de instalar, sin necesidad de obras, pero su principal desventaja es que, si el adhesivo no se aplica bien, con el tiempo se levantará. No son recomendables para suelos con calefacción radiante, y también pueden decolorarse con el paso del tiempo si están expuestos al sol.
2. Suelo hidráulico: el encanto de lo antiguo
En los últimos años, este tipo de suelo ha vuelto con fuerza en la cocina. Se recuperan en casas antiguas reformadas y también se instalan en hogares nuevos, en ocasiones como imitación fabricada con gres porcelánico.
Su estética artesanal ofrece un encanto especial. Los azulejos hidráulicos se comercializan en distintas medidas y formas, por ello, aportan numerosas alternativas creativas, permitiendo crear mosaicos. Estos son muy usados en las cocinas de estética vintage, o para proporcionar un toque de carácter en estancia de estilo contemporáneo.
Destacan por su resistencia y solidez, si bien es cierto que, al ser un material poroso, necesita impermeabilizarse cada cinco o seis años. Por su factura artesanal, el precio suele ser más alto.
3. Suelo laminado: resistencia y funcionalidad
Los suelos laminados se fabrican con varias láminas pegadas y prensadas que aportan una apariencia estética similar a la de la madera.
Actualmente, existen imitaciones muy conseguidas, disponibles en una gran variedad de tonos y acabados.
Son muy utilizados en espacios abiertos, de manera que toda la zona de día pueda contar con un mismo suelo, cálido y funcional, que dé continuidad a la estancia, sorteando los inconvenientes de la madera natural.
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Otra de las ventajas del suelo laminado en la cocina es que no requiere de un mantenimiento periódico y no se raya con el roce de los zapatos.
Se instala muy fácilmente (sin necesidad de retirar el pavimento antiguo), y soporta bien el paso del tiempo, las manchas y el sol. Cuenta con un sistema de sellado que evita que se filtre el agua y tiene un alto nivel de resistencia, tanto al desgaste como a los impactos.
4. Suelo de madera: calidez en la cocina
Por muchas imitaciones que tengan, lo cierto es que los suelos de madera son incomparables. Ningún pavimento iguala su calidez ni su capacidad para crear ambientes acogedores, cómodos y agradables.
La madera nunca pasa de moda y se adapta a distintos estilos. Al ser un material natural, cada suelo es único e irrepetible, con sus propias vetas, nudos y dibujos. Es, además, renovable, reciclable, sólido y duradero.
Se pueden encontrar distintos tipos de madera, como tarima maciza, tablillas o parquet multicapa.
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Al igual que el microcemento y los laminados, el parquet para cocinas es una solución muy correcta cuando este ambiente se abre al salón o al comedor, y buscas crear una continuidad visual entre ambos espacios.
Pero una cocina con el suelo de madera, claro está, también tiene sus inconvenientes. Por una parte, es un material sensible a la humedad, y la misma poca dureza que disminuye las posibilidades de que los objetos se rompan al caer hace que sea más vulnerable a los golpes, rayaduras, zonas desgastadas y marcas del día a día. Eso sí, es posible lijarlo para repararlo.
5. Suelos de gres o porcelánicos: máxima practicidad
Los suelos de gres o porcelánicos cuentan con un fácil mantenimiento, múltiples diseños y acabados antideslizantes, sencillos de limpiar, impermeables, económicos, compatibles con la calefacción radiante, etc. Las ventajas de este tipo de suelo para la cocina son múltiples y, por ello, son de los más usados en esta estancia.
¿Los inconvenientes? No transmiten calidez, ni tienen tanto encanto como, por ejemplo, la madera.
Se trata de un suelo compacto y duradero, estéticamente muy vistoso. Resulta una superficie higiénica, complicada, de resquebrajar o rayar. Se comercializan múltiples acabados y texturas, incluso en gamas que imitan a otros materiales como, por ejemplo, la madera.
Una de las últimas tendencias es usar grandes formatos que, con un menor impacto de la junta, aportan mayor sensación de suelo continuo y ayudan a ampliar visualmente el espacio.
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Esperamos que este artículo te haya sido de utilidad. Ahora bien, si te ha quedado alguna duda sin resolver, desde OTTO Rehabilitaciones, estamos a tu disposición para ayudarte en lo que necesites. ¡No dudes en contactar con nosotros!